Santísimo Sacramento

“Yo soy el pan de vida; el que viene a Mí no tendrá ya hambre, y el que cree en Mí jamás tendrá sed” (Jn. VI, 35).

Esta corporación aprobó por aclamación incluir como titular para dar y promover culto público a Dios Nuestro Señor en el Augusto Sacramento del Altar, y procurar acrecentar su piadosa devoción entre sus hermanos y fieles.

Ser cristianos significa pertenecer a Cristo, y Cristo se hace presente en el Sacramento de la Eucaristía, en Jesús Sacramentado.

Según el Santo Padre Francisco "La Eucaristía no es un mero recuerdo de algunos dichos y hechos de Jesús. Es obra y don de Cristo que sale a nuestro encuentro y nos alimenta con su Palabra y su vida".

El culto a Jesús Sacramentado, a través de la Sagrada Eucaristía y de los propios que realiza nuestra Hermandad a lo largo del año, dan sentido y profundidad a nuestra razón de ser cristianos. Es más, la Eucaristía es la fuente, el alimento que nos sustenta en nuestro peregrinar terreno. En este sentido afirmaba San Juan Pablo II “La Eucaristía es el centro de la vida parroquial… y está en el centro de la vida cristiana”.

Tenemos la gran suerte de contar en nuestra Parroquia, con la capilla de Adoración perpetua de la Vicaria II de la Diócesis de Orihuela-Alicante. Espacio dedicado por entero a la oración, que fue inaugurado el 19 de marzo del 2010, coincidiendo con la

festividad de San José, por el obispo Monseñor Rafael Palmero Ramos, Hermano de Honor Distinguido de esta asociación pública de fieles. 

El Santo Padre Benedicto, siendo Cardenal, profundizaba diciendo que “Dios nos espera en Jesucristo, presente en el santo sacramento. ¡No le hagamos esperar en vano! No pasemos de largo... Tomémonos algún tiempo durante la semana, entremos

al pasar y permanezcamos un momento ante el Señor que está tan cerca.”

Es por este motivo que el Santísimo Sacramento no es sino el principal Titular de la Hermandad y Parroquia, siendo eje vertebrador de los demás actos de culto que realizamos. Es Dios, Jesús Mismo, Quien se hace presente en Su Divina Majestad.

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar