Cuando Juan Manuel Rodríguez Ojeda, bordador y diseñador sevillano y
auténtico revolucionario de la Semana Santa que hoy en día conocemos.
Siendo vestidor de la Virgen de la Hiniesta donde atavió por primera vez con
esta vestimenta.
Muchos consideran la vestimenta de hebrea como una forma de representar la
vestimenta de la época o bien para simbolizar la humildad de María Santísima.
En los años 50 se populariza este atuendo gracias a los hermanos Garduño y el perfeccionamiento de este estilo con la Virgen de la Esperanza Macarena de Sevilla.
A raíz de aquí, se extiende la tradición a el resto de hermandades y provincias que como suele suceder, tienden a inspirarse en los modelos sevillanos por excelencia.
La vestimenta de hebrea, pese a que puede ofrecer distintas variaciones de colores y tejidos, suele presentar saya, normalmente de terciopelo, color burdeos, ceñida a la cintura con un fajín rayado de varios colores y rematado con flecos del mismo tono. Manto azul con las vueltas blancas, por lo general de raso y un tocado colocado de manera sencilla siendo el tejido más habitual el tul. Sobre sus sienes, las coronas son sustituidas por unos sencillos aros de estrellas, aunque no es difícil ver a nuestras titulares también con diademas o ráfagas. Y en sus manos suelen llevar símbolos de la pasión como son los
clavos o la corona de espinas.
Ntra. Sra. de las Lágrimas, ha sido ataviada para esta cuaresma con el terno de hebrea. Como marcan los cánones, luce la saya de terciopelo burdeos, ceñida a la cintura con fajín rayado. El tocado resuelto en su parte del rastrillo con tela de raso beige y en el pecherín tela de seda rayada. Manto de sarga verde, recogido sobre los brazos. Ciñe sus sienes la diadema que posee la Santísima Virgen en su ajuar. Y en sus manos pañuelo de encaje, corona de espinas y rosario antiguo de plata y nácar.
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